miércoles, 20 de abril de 2011

Conversaciones con la chica del peaje: MUNDANO

"Hay otros mundos posibles. Existen otras alternativas dables. Pero no me es fácil discurrir en los senderos.
Se que hay otros mundos. Las letras, los escritos, las miradas así lo atisban. Pero también entiendo, y eso atenaza, que aunque siga los mandatos al final del tiempo las formas se me escapan entre los dedos.
Es difícil lidiar con ello. Para poder, al menos, intentar romper con la monotonía conformista degradante. O evitar la locura servil reiterativa. Tal vez zafar de la degradación estéril de la entrega conveniente.
El disfraz no aguanta más. Procedo a un registro de sinceridad.
En el prieto acontecer del canje solo encuadra asirse a una quimera. No interesa cual. Para el caso de la catastrófica decisión de andar sin rumbos, o de rumbear sin andas, solo queda esa apuesta salvadora.
Es que los viejos fetiches han opacado. La tardanza del tiempo esgrime su profunda grieta. No hay amalgama de relleno. Solo suda desaliento cotidiano que embiste contra el ánima.
Interrognos. Invasiones. Noes. Se agrupan en el fondo de las costras pululantes de la nada. Podría prometer que voy a intentarlo. Esgrimiría miles de atajos enunciativos para sortear este curso. Indicaría que voy a dedicarme a saquear esta generacional vacilación.
Pero las ceremonias mortuorias importunan. En cualquier orillo. Aun en lo blanquecino del papel. Debo aceptarlo. El increíble proceso de mirar despierto el inalterable acontecer de la memoria explícita resulta despiadado. Implacable.
Una canción me conduce al mundo. Hay que repartir de nuevo ¿Me tocará?..."
Me quedé mirándola. Ella se dio cuenta. Sus ojos fulguran como entonces, cuando el pasado no estaba escrito aun.