En el umbral más temido.
En un balcón más elevado.
En un rincón más oscuro.
En el lastre fijo de la historia.
Entre aquel impertérrito desdén,
y sobre la nitidez del desorden,
alcanzo a confundir,
los puentes amarillos.
¿Qué opulencia encontrarte,
allí tieso?
¿Asombrosamente
inmóvil?
Con la titularidad remanida
del eterno,
parecieras, otra vez,
transformar la melodía
en un averno.
Algo aleja y
algo acerca.
No me es ajeno,
para nada impropio,
percibir la paradoja
aquella.
En el deseo profundo
de tus nudos
ensamblados,
ríe amarillo,
aquel paso
descastado.
domingo, 29 de abril de 2012
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JUAN
ResponderEliminarEn el rincón más oscuro, en el fondo del pozo, encuentro yo, la luz y la mano de DIOS. a veces al estar a oscuras, podemos poner en acción a la pituitaria, jaja (lo dice el DR FERNÁNDEZ) Y eso nos conecta con la divinidad, (inmanente y externa a nuestro corazón, a nuestra interioridad), te cuento que tamib´ne somos faaaaaaaaaaannnnnnnnnnnnnnáticos de radionacionalclásica, fm, que la dan por la web, siempre la seguimos, es linda, te inspiraría. bue, saludos