sábado, 1 de septiembre de 2012

Conversaciones con la chica del peaje. Nunca pensé...

Y si. Hay que aceptarlo. 
Jamás de los jamases lo creí posible. 
Pero ocurrió.
¿A qué se debe esta recurrencia? ¿Que ameniza demarcar la incredulidad? 
Es que nunca pensé posible lo imposible.
A pesar de aquellas visiones encontradas y perdidas en el tiempo. Nada hacía sospechar la entramada regularidad. 
Mientras el dialogador intenta hacer revivir al congelado. En el preciso momento que la niña engulle, sobre el deseo de miles, los fideos de la infalible mercadotecnia. Cuando parecía que esa figura sonriente que, compra y vende la felicidad aséptica y televisada, se impone. Parte la orden en la pregunta enmascarada : ¿ya terminaste?
Mirando extraviado por esa ventana que da al sur, arrimó la repregunta ¿Por qué?
Después de haber despachado un largo monólogo meritocrático, que corona la profesionalidad de los mejores. Luego de mirar al hombre de blanca barba anunciar lo conocido. Pasado el sopor de la repetición planificada de la imagen y el sonido; expresa la voz clara y precisa la respuesta: No, hoy no me toca.
Y un recuerdo amarronado atraviesa la mente. Es confuso. Vilipendiado. Parapetado. Pero, vivamente actual. Y una vez puesto a nacer, es complejo asesinarlo.
¿A qué apunta ese juego? 
Y allí algo repentino, corta el interrogatorio interno: ¿No te hace frío? Es la persistente voz que a cualquier precio se quiere erigir saludable y etérea. 
Parece una idiotez, pero esa interrupción apunta a exasperar la quietud perseverante. 
Sólo propugna la calma esa música de fondo. 
No te arrepientas, es el acto libre de elegir el que ha tomado carnadura.
Nunca pensé que aquella chica del peaje, la de las conversaciones ambulantes, podía resultar tan desatinadamente cotidiana.
Tan diariamente inverosímil. Que parece algo trivial responder a esta última duda;  la de la trascendental temática del frío.
Únicamente tomó cuerpo la contundente reflexión: si lo principal es el frío no entendió que la excepción es confirmatoria de la regla.

2 comentarios:

  1. JUAN
    Es muy cortaziano en lo expresivo, buenísimo. jaja, si la chica del peaje estuviera en buenos aires, en este momento le preguntaría al hombre de ocasión: no sentís humedad, jaja, y la frase contundente y cotidiana sería: yyy lo que mata es la humedad, jaja
    che, ayer estuviemos con silvi en fame hablando mucho de cine, de teatro, de televisión de programas, de guiones, de las novelas de clásicos adaptadsas para hacer miniseries, como lo hace la rae y la bbc, dale, enganchate en leer algún libro sobre el tema (técnico de guiones), bue, saludos

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  2. Hola Juan! Me costó entender tu reflexión, creo que se trata de idealizar y bajar a tierra, tan común entre nosotros los humanos. Aunque creemos estar en medio de la realidad, de vez en cuando nos damos porrazos de desengaño. Y está bien, para saber que no somos infalibles, un abrazo!

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